Padre e hija viendo el amanecer

Hace unos meses tuve un sueño:

Estabas tan guapo como de costumbre y me ayudabas a cargar unas maletas que pesaban muchísimo; las cargabas en tu espalda con mucho esfuerzo. Llevabas unas gafas de sol, tus cabellos plateados brillaban. Estabas un poco molesto. También como de costumbre. Yo te miraba de reojo y te hacía chistes como queriendo esconder la incomodidad del momento.
De repente llegábamos a un salón gigante en donde estaban muchas personas esperándonos. Soltaste las maletas, me tomaste de la mano y me llevaste hacia adelante con una gran sonrisa, esa que alivia cualquier disgusto entre nosotros. Hacías un chiste y me posabas debajo de un arco de flores blancas y rosadas junto a un hombre igual de guapo y sonriente que tú. De repente me ví a mí misma. Preciosa, radiante y con los ojos brillantes. Al rededor estaban mis hermanos, mis sobrinos, mi familia más cercana, amigos de la vida y mi mamá. Me iba a casar y tú estabas ahí para acompañarme. Desperté y no podía parar de llorar.

Luego de ese sueño, escribí esto:

Si me hubieras elegido valdría más que el dinero que cargas en la billetera.
Si me hubieras elegido sabría cuándo me están dando menos de lo que merezco.
Si me hubieras elegido no estaría esperando a que alguien me rescate.

Si me hubieras elegido no me hubiera tardado tanto en decidirme.
Si me hubieras elegido no estaría esperando a que alguien me elija.
Si me hubieras elegido sabría que si no puedo defenderme, estarías tú para salvarme de cualquiera. Serías mi héroe y mi amigo.
Si me hubieras elegido no mendigaría cariño, no me comería las sobras de un amor prestado; no me sorprendería tanto cuando alguien me abre la puerta cuando me bajo de un carro, me ayuda con la maleta, me toma de la mano o me besa la frente.
Si me hubieras elegido te enviaría besos desde el escenario y olería a flores mi casa después de cada función.

Si me hubieras elegido tendría la certeza de que sí merezco a alguien que me quiera como soy, que se quiera enamorar de mí y que puedo tener todo lo que deseo desde el fondo de mi corazón aunque me parezca imposible e inalcanzable.
Si me hubieras elegido sabríamos cómo arreglar nuestras diferencias porque no seríamos perfectos desconocidos como lo somos ahora.
Si me hubieras elegido tal vez me habrías roto el corazón, pero me hubiera dolido un poquito menos.
Si me hubieras elegido estaríamos cenando en un lindo restaurante, tomándonos fotos, riéndonos o hablando de nuestras frutaciones y problemas.

Si me hubieras elegido sabría qué hacer con esta tristeza que no se quiere ir.
Si me hubieras elegido sabría sobre el arte del amor propio, sería más fácil para mí aprender a soltar y sobre todo, sabría cuándo irme porque hubiera aprendido del mejor.
Si me hubieras elegido hoy tendríamos una cita y no estaría yo aquí, pensando en lo que nunca tuve y deseando que algún día me pueda elegir a mi misma sin importar que tú no me hubieras elegido.

Carta a mi papá.

Todos los escritos aquí tienen los derechos reservados y fueron escritos por Natalia Rodríguez Calvo.©